29 Jul La Capilla del Santísimo
Un espacio extraordinario para el culto
En la Pulchra, los fieles de la ciudad y los peregrinos o turistas que quieren participar en alguna de las misas diarias o en los servicios de Confesión de la Catedral, lo hacen en una preciosa capilla, la del Santísimo, a la que se accede por el claustro en los horarios establecidos para el culto religioso. Como descubrirán con la ayuda del Historiador del Arte del Museo Catedralicio-Diocesano, Iván González, este extraordinario espacio fue en realidad la antigua biblioteca del Cabildo y conserva alguna de las esculturas, relieves y vidrieras más bellas de la Catedral.
A lo largo de la historia los diferentes espacios que componen el conjunto catedralicio han sufrido diversas modificaciones en su uso, acomodándose a las circunstancias y a las necesidades de cada época. Éste es el caso de la actual capilla del Santísimo –también conocida como de Santiago o de la Virgen del Camino—, que inicialmente cumplió la función de biblioteca (entonces se denominaban librerías).
La creación de un lugar destinado a albergar y estudiar libros no fue algo distintivo de la seo leonesa, puesto que a partir de la segunda mitad del siglo XV también fueron edificadas otras construcciones análogas en numerosas sedes episcopales de la Corona. A juicio de las profesoras Campos Sánchez-Bordona y Teijeira Pablos (2009), la causa principal de la realización de estas bibliotecas catedralicias fue la necesidad de mejorar la formación del clero.
Conclusión.
No debería de extrañar que en un espacio destinado a la custodia del saber su programa iconográfico estuviera relacionado con la alabanza de las virtudes intelectuales del cristianismo. En este sentido, Angela Franco Mata (1998) ha realizado una interpretación iconológica del espacio librario: desde que se franqueaba la puerta donde se efigiaba la Anunciación, todo se hallaba bajo el influjo de los saberes bíblicos. Carrero Santamaría (2001), por otro lado, cree que serían dos programas complementarios, puesto que el de la imposta no formaría parte del mismo que el de las vidrieras, realizadas con posterioridad.
La librería, sin embargo, pronto dejó de tener esa funcionalidad y se convirtió en capilla de Santiago. ¿Cuáles fueron los motivos de tal transformación? Según Teijeira Pablos (2013), los capitulares leoneses, aprovechando el desarrollo de la imprenta, comenzaron a formar sus librerías particulares con títulos de mayor calado humanístico, por lo que el uso de una biblioteca común, principalmente de obras litúrgicas, dejó de ser primordial. Esta tesis se confirmaría con las palabras de Ambrosio de Morales en 1572 acerca de la biblioteca: “La librería está a tanto recaudo, que están antes de ella dos piezas de pertrechos, y no se atrevieron a desembarazarla en tres días, por esto no la pude ver”. La librería, por tanto, había dejado de cumplir su función.
La transformación en capilla de Santiago no sería la última modificación en su uso: a mediados del siglo XVIII se habilitó como espacio de reunión del coro; durante la Gran Restauración decimonónica fue convertida en Capilla Mayor del templo; y a partir de la reapertura del templo al culto en 1901, este lugar fue destinado a vestuario de canónigos y beneficiados; por último, tal y como indica Gómez Rascón (2006), la Cofradía de la Virgen del Camino –con sede en la catedral— le encargó al escultor Víctor de los Ríos una copia a mayor escala de la presente en el Santuario leonés, que fue solemnemente entronizada en 1951, y que en la actualidad preside el presbiterio.
En definitiva, éste ha sido un breve recorrido por uno de los pocos recintos que rompe con la unidad del gótico radiante que domina esta catedral. Aquella librería pasó de conformar un espacio para los saberes teológicos hasta convertirse en un espacio para el culto. Aunque, en realidad, quizás estemos hablando de lo mismo.