El tesoro común de la Pulchra

Como bien decía Miguel de Unamuno, “la Catedral de León se abarca de una sola mirada y se la comprende al punto. Es de una suprema sencillez y, por tanto, de una suprema elegancia”, admirando, a continuación, “su aérea ligereza y aquellos grandes ventanales cubiertos de vidrieras con figuraciones polícromas, donde la luz se abigarra y se alegra en tan diversos colores”.

Es la misma admiración que inspira a Federico Santander cuando se adentra en sus naves y descubre “una belleza delicadísima de arte adolescente, todo esbeltez y gracia”, descubriendo un templo que parece que “todo él es de cristal” y que le lleva calificarlo como “el templo sutil por excelencia”, al que “le sobran los cimientos y debería elevarse ingrávido, suspendido de la bóveda celeste”.

Basten estas pinceladas para describir los sentimientos que la Catedral despierta ante quien la contempla y que arraigan con fuerza en todos los leoneses. Una Catedral que siempre está ahí, de manera perenne, en su historia, en su identidad, en su cultura y en su presente. Con un protagonismo indudable en cada uno de los más importantes momentos de su vida, como, por ejemplo, cuando cada año, al celebrar la Pascua cristiana, toda Castilla y León expresa el íntimo sentimiento de su pueblo con una admirable conjunción entre los fundamentos individuales de la fe y las manifestaciones de su culto y una arraigadísima tradición, configurando con ello una parte muy importante del patrimonio cultural de nuestra tierra.

Pascua que también tiene su trascendencia en la Pluchra Leonina. El Martes Santo, frente a su “Locus Apellationis” en el añejo acto del perdón a un penado. O, sobre todo, en su día final, cuando se voltean las campanas, se sueltan las palomas, se cambia el luto por la gloria en el vestido de la Virgen y los papones se desprenden de su capillo, como ceremonias previas al encuentro de La Madre con el Resucitado.

Conservar la inmensa riqueza que supone este patrimonio debe ser un ineludible compromiso de todos. Cumpliendo con el mismo, desde que somos Comunidad Autónoma, el gobierno de Castilla y León ha destinado más de 11,5 M€ en inversiones para la Catedral leonesa. Recordemos, por ejemplo, el ambicioso proyecto El sueño de la luz, emprendido en 2005 para recuperar uno de sus elementos más señeros como son sus vidrieras. Actualmente estamos inmersos en la gran tarea de recuperar su fachada y pórtico y, así, el pasado año se escogió la propuesta ganadora para llevar esta compleja tarea, en colaboración con el Cabildo y teniendo en cuenta tanto los criterios técnicos como la imagen y los valores que tiene arraigados en su sociedad. Buscando, en definitiva, seguir preservando este inapreciable tesoro común.

– Alfonso Fernández Mañueco –

Presidente de la Junta de Castilla y León