Virgenes Medievales catedral leon

Las vírgenes medievales del Museo de la Catedral UN TESORO DE MADERA Y FE

Theotókos, en griego, significa “Madre de Dios” y es el término que se utiliza desde el Concilio de Efeso (431) para definir el dogma de la maternidad divina. Theotókos, vírgenes medievales de la Diócesis de León es también el título del libro publicado en 1996 por el canónigo de la Catedral de León Máximo Gómez Rascón, donde se referencian casi doscientas imágenes medievales de la región leonesa, de las que algo más de medio centenar pueden verse en la magnífica colección de vírgenes medievales que ocupa la planta superior del Museo Catedralicio-Diocesano.

En ambos casos (libro y museo), nos encontramos con un inmenso trabajo de recuperación, estudio y exposición de obras de arte de siglos de antigüedad, con singulares historias y leyendas, pero con el común denominador de representar a la Madre de Dios en una época, la medieval, en la que la imagen de la Virgen María presidía templos, ermitas o palacios. Una época en que la sociedad vivía en torno a la búsqueda de lo divino y la Virgen representaba, al lado de su Hijo, el papel mediador entre Dios y el hombre.

El autor recuerda que ya en el S.II, el icono de la Virgen María “pasa de las tímidas pinceladas de las catacumbas hasta los ábsides y muros de las principales basílicas” (…) y que desde finales del S.V, preside con el Pantocrátor• todas las iglesias bizantinas, habiéndose convertido también “en preciado tesoro de culto en los hogares y la protección en batallas”. Pero es desde finales del S.XI hasta bien avanzado el XIV, sobre todo el Occidente europeo, cuando florece la veneración a la Madre de Dios, tanto con la construcción de las catedrales medievales (“los Palacios de la Virgen”), como con la proliferación de pinturas y esculturas que representaban su imagen.

La Theotókos en el medievo evoluciona desde los llamados “Tronos de Sabiduría” (donde la Virgen mantiene normalmente los brazos en ángulo recto, sin tocar al Niño), hasta las representaciones más humanistas donde la Virgen posa ya su mano izquierda sobre el Niño, juega con él o tímidamente le sonríe. Algunas son esculturas de piedra labradas por maestros gremiales en grandes templos religiosos, pero la mayoría son pequeñas imágenes de madera talladas por artesanos ambulantes anónimos que recorrían pueblos y comarcas y trabajaban sin otro sueldo que el pan y la posada.

La invasión musulmana, la herejía albigense y las ideas antirreligiosas

En la región leonesa, frontera de la expansión del islam en la península, la veneración a la Virgen ha sobrevivido a los ochocientos años de invasión musulmana (S.VII-XV), a la llamada herejía albigense (S.XII y XIII), y a los movimientos contra la religión cristina de los S.XIX y XX.

En el libro de Máximo Gómez, se explica cómo los musulmanes mostraron su respeto “y hasta veneración” por las imágenes de la Madre de Dios, aunque también son conocidos los saqueos e incendios de templos y monasterios en León, sobre todo en la época del temido Almanzor que arrasó la ciudad en el 998.

También están documentadas las consecuencias de la llamada herejía albigense, que se extendió en el sur de Francia y norte de España a finales del S.XII, cuando algunos clérigos de Albigés —la comarca situada al noreste de Tolosa y cuyo centro era Albi—, defendían que el Hijo de Dios no podía santificar desde los sacramentos al estar encarnado en un ser humano, como hijo de la Virgen María, y por consiguiente, contaminado de materia. Este movimiento —declarado oficialmente herejía en 1187 y perseguido primero por la predicación, especialmente de la Orden Dominica, y finalmente por las Cruzadas— provocó durante aquellos años cierto recelo hacia las manifestaciones externas de culto, lo que llevó a que se ocultasen muchas imágenes de iglesias y ermitas en cuevas o lugares menos dignos.

Y en los dos últimos siglos, las imágenes de algunas vírgenes medievales de León, como otros símbolos religiosos, también han sufrido ataques y destrozos por parte de grupos militares o civiles exaltados, que asaltaron y quemaron templos y lugares de culto con todo su patrimonio dentro. Para ilustrar estos desgraciados sucesos de radicalización ideológica que atentan contra las libertades individuales o colectivas y contra el patrimonio histórico artístico de los pueblos, cabe recordar el expolio del tesoro de la Catedral en 1809, ordenado por la Junta General del Reino de León, para ser convertido en moneda y pagar a aquellos que luchaban contra los franceses.

Por todas estas razones, esta colección expuesta en el Museo Catedralicio-Diocesano de León puede ser no sólo una de las más completas y documentadas de toda España, sino una de las más notables por su cantidad y calidad de todo el mundo cristiano. Y como el resto del Museo, necesita una visita obligada para contemplar, con detenimiento, los pequeños rasgos históricos y religiosos de cada pieza (…)