Luis del Olmo

EL MILAGRO DE LA PULCRA LEONINA

Quienes construyeron la catedral de León se empeñaron en convertir en realidad una impresionante utopía. Soñaban con desmaterializar el arte, adelgazar la materia hasta el límite, despegarla de la tierra y elevarla al cielo.

En esta sagrada locura participó toda la ciudad. Era tal el desafío que solamente un milagro podría mantenerla firme. Y así ha sido. Aunque la piedra sea quebradiza y los cimientos padezcan debilidad, nuestra catedral asombra por su verticalidad y por sus muros adornados con el maravilloso colorido de los vitrales.

Si está en pie es de milagro, sí, pero no ha sido el milagro de la ciencia, sino el de la fe, el milagro del esfuerzo de muchas generaciones de leoneses que lo han dado todo para reparar, sostener y cuidar su catedral, manteniendo así las mismas creencias  de sus constructores.

A lo largo de su historia, ha tenido varias veces que ser restaurada, porque nuestra pulchra leonina, posee la belleza de la fragilidad y necesita cuidado, mimo y dedicación.

Los visitantes se asombran al entrar en nuestra catedral y contemplar una de las mayores colecciones de vidrieras medievales del mundo. Ese derroche de luz es también un resumen de la historia sagrada, que acompaña al creyente en su fe. De esta forma la catedral habla a quien la visita. Y sus altas columnas animan a mirar arriba, a la catedral del cielo, allá donde reside la madre de todos los milagros.

Todos los que hemos nacido en esta bendita  tierra leonesa tenemos en nuestros genes el amor a nuestra pulchra leonina. Si estamos fuera, la recordamos con nostalgia, y al llegar a casa, lo primero que hacemos es visitarla, ver como está, manifestarle nuestro amor y nuestro ánimo, porque sabemos que sintiéndose querida, ella mantendrá su firmeza.

He perdido la cuenta de las miles de veces que he hablado de nuestra catedral.  Pero nunca se me olvidará aquella mañana mágica donde los micrófonos de Protagonistas entraron en sus naves y allí, en compañía de todo León realizamos para el resto de España un programa especial destinado a recaudar fondos para reparar sus vidrieras.

Esta tierra nuestra, mitad mística, mitad guerrera, tiene muy presente el pasado para asegurar el futuro, y por eso lleva en su corazón de león, a su querida catedral. Este es el auténtico milagro de nuestra pulchra  leonina,  que cada leones se convierte en un firme arbotante para sostener con su esfuerzo una estructura prodigiosa, donde la materia se funde con el espíritu y las piedras se llenan de luz.

Luis del Olmo.