21 Jun La Virgen Blanca y el destino que la unió a la Pulchra Leonina
La de León, como todas las catedrales, puede ser considerada como un palacio de la Virgen. Está dedicada a Santa María de Regla, y en su interior se venera también a la Virgen del Camino, la patrona leonesa, a la Virgen del Dado, la protagonista de la fachada norte, y a la La de León, como todas las catedrales, puede ser considerada como un palacio de la Virgen. Está dedicada a Santa María de Regla, y en su interior se venera también a la Virgen del Camino, la patrona leonesa, a la Virgen del Dado, la protagonista de la fachada norte, y a la Virgen de la Esperanza y la Virgen del Carmen, con sus respectivas capillas… Pero el destino quiso que una imagen de autor anónimo, la de la Virgen Blanca, presida la entrada principal y la capilla central del ábside, convirtiéndose en la verdadera anfitriona y patrona de la Pulchra Leonina.
Durante los primeros años de construcción de la nave gótica se produce un hecho que une su destino a la Virgen Blanca. En 1214, el noble Diego López de Fenol deja en herencia sus bienes a la Catedral para hacer una escultura de la Virgen. Y la imagen, de autor desconocido, fue la elegida por los creadores del templo para presidir la fachada principal e hizo que el resto de los relieves, como el conjunto del palacio catedralicio, girara en torno a ella. El fervor mariano medieval, y en particular el de pueblos del norte de España por la Virgen Blanca, hicieron el resto. Podría decirse que el destino quiso que La Blanca fuera la imagen y la anfitriona de la Pulchra Leonina, su patrona. Y el mismo destino hizo que esa escultura, originalmente policromada, perdiera con el paso del tiempo su pintura para mostrar el tono claro de la piedra monolítica de caliza en la que fue esculpida. Sencilla y natural. Blanca por fuera y por dentro, como su nombre. La réplica hecha en 1954 por Andrés Seoane para la puerta principal también omitió cualquier referencia a la primitiva policromía, y la imagen original, desde entonces, se encuentra resguardada en la capilla central del ábside catedralicio. Es como si el destino hubiese querido desde el principio que la Virgen Blanca presidiera los dos extremos del eje catedralicio de la Pulchra y fuese su origen y su fin(…)