La Cruz Procesional de la Pulcra

Ejemplo de la orfebrería leonesa del S.XVI

La Cruz Procesional de la Pulcra fue comprada en 1880 por el Cabildo de la Catedral a la parroquia leonesa de Quintanilla del Molar. Con la ayuda del historiador local, Iván González Sánchez, les invitamos a conocer el significado histórico-teológico del símbolo universal de los cristianos, y la extraordinaria riqueza formal e iconográfica de uno de los mejores ejemplos de la orfebrería leonesa de finales del siglo XVI, de autor desconocido, que puede pasar algo desapercibida por su ubicación en el Altar Mayor pero que, sin duda, es un elemento fundamental de la catedral leonesa.  

Según Cruz Valdovinos (Madrid, 1982) hay varios motivos para considerar el siglo XVI en los reinos de Castilla y de León como un periodo brillante en el campo de la orfebrería (incluso más que la época de los Reyes Católicos): la recepción de la plata americana, el aumento de los encargos y la consideración social del artífice de la obra —dejará de ser un artesano y se convertirá en un artista—. En este sentido, la fuente historiográfica fundamental para estudiar la platería leonesa del siglo XVI es la publicación de la profesora Hérraez Ortega, Arte del Renacimiento en León. Orfebrería (León, 1997), donde se establece una cronología aproximada para esta cruz procesional, cuyo autor desconocemos: el último tercio de la centuria.

Pero hay que acudir a las Actas Capitulares del 8 de octubre de 1880 para encontrar el acuerdo del cabildo para comprar la cruz parroquial de Quintanilla del Molar, localidad perteneciente a la diócesis de León. D. José Tomás de Mazarrosa, Administrador de Fábrica, también hace constar en el Libro de Cuentas de ese año la adquisición de la cruz por cuatro mil ochocientos dieciocho reales, que fueron pagados al párroco D. Ysidro Rodríguez. En el mismo documento se advierte que la cruz de plata se encontraba “toda desecha”. Por otro lado, el Inventario de Alhajas de 1900 refleja que la pieza carecía de asta, por lo que se le añadió una nueva para su estreno el día del Corpus del año 1901. En la actualidad esta cruz ya no encabeza las procesiones, puesto que sólo se retira del presbiterio el Jueves Santo, cuando se desnuda el altar hasta la Vigilia Pascual.

Así como a nivel formal destaca por su originalidad, en el aspecto iconográfico su programa responde a modelos que ya eran habituales en las cruces procesionales del plateresco y que paulatinamente irán cayendo en desuso a lo largo la segunda mitad de siglo.

En el reportaje completo de la versión impresa de la revista encontrará una completísima explicación iconográfica de cada una de las partes de esta cruz proce sional que, quizás, puede pasar algo desapercibida debido a su ubicación, pero que en realidad es un elemento fundamental de la catedral leonesa.

Por desgracia, todavía es habitual considerar a la orfebrería como un arte menor; sin embargo, podrá comprobar que la riqueza tanto formal como iconográfica de esta cruz es muy grande y nos encontramos ante una excepcional obra de orfebrería leonesa de finales del siglo XVI.